La Corporación colombiana de investigación agropecuaria – AGROSAVIA en alianza con la Universidad Jorge Tadeo Lozano han venido trabajando en torno al desarrollo de una máquina prototipo que busca optimizar el proceso de extracción de la fibra del fique.

Son varios los factores que se tuvieron en cuenta para el desarrollo de esta tecnología, por un lado, se buscaba la manera de separar los jugos y el bagazo que conforman la biomasa, con el fin de que puedan ser aprovechados en el desarrollo de otros productos, y por el otro, reducir el alto riesgo de accidentalidad que es muy común a la hora de desfibrar el fique manualmente.

En los procesos tradicionales de aprovechamiento del fique, tan solo se utiliza el 5 % que corresponde a la fibra, mientras que el 95 % de biomasa restante (compuesta por jugo y bagazo) se desperdicia. Algunos estudios aseguran que, para el caso del jugo, este se podría implementar para la elaboración de productos cosméticos, detergentes, fungicidas y herbicidas. En el caso del bagazo podría aprovecharse en la elaboración de concentrados, compostaje y abono orgánico entre otros usos.

Esta iniciativa arrancó a finales del 2014 con la creación del diseño y los aspectos mecánicos de la tecnología. Luego, los esfuerzos se enfocaron en los componentes eléctricos y de automatización de la herramienta y la preinstalación en el Centro de Investigación Tibaitatá de AGROSAVIA, ubicado en el departamento de Cundinamarca, donde después de llevar a cabo las respectivas pruebas de funcionamiento de los diferentes módulos se llegó a la última fase, que consistía en realizar pruebas de rendimiento del prototipo y el consumo de energía.

Esta maquina, que fue nombrada “Fiqueña”, puede procesar entre 200 y 250 hojas por hora, dejando una producción aproximada de 70 a 76 kilogramos de fibra húmeda, es decir que, al momento del secado, representa cerca de 20 kilogramos de fibra. Fiqueña requiere aproximadamente 14,5 kilovatios por hora, lo cual implica una muy baja huella ambiental, teniendo en cuenta que en los procesos tradicionales se emplean, en su mayoría, energías fósiles.

“Uno de los aspectos más interesantes de esta máquina es que modifica profundamente los esquemas de producción del fique, ya que está diseñada para operar en Centros de Beneficio, definidas como unidades productivas solidarias, enfocándose en un aprovechamiento integral de la hoja, contribuyendo a la sostenibilidad del proceso. Lo anterior facilita la obtención y el control de calidad de los diferentes productos, con una visión más empresarial, a la vez que mejora las condiciones de trabajo de quienes se dedican a esta actividad, ya que normalmente el desfibrado se lleva a cabo a campo abierto y el esfuerzo físico es mucho mayor.” Aseguro Edwin Samir Barbosa, Investigador Máster de AGROSAVIA y líder del proyecto.

Lo que se busca es que el productor de fique corte y prepare las hojas para llevarlas al Centro de Beneficio, lugar donde opera la máquina. Luego, se clasifican las hojas para el proceso de decorticación donde se obtiene la fibra larga, posteriormente la fibra es llevada a los procesos de lavado y secado; por otro lado, el jugo es almacenado en tanques para luego pasarlo al área de transformaciones, mientras que el bagazo y la fibra corta pasan por una etapa de secado para su posterior aprovechamiento. Al final, los tres productos se pesan, se embalan y se llevan al lugar de destino.

Para el traslado de Fiqueña a campo,  AGROSAVIA estudió cuatro de las regiones más fiqueras en el país , teniendo en cuenta múltiples variables en tres categorías: capital social, infraestructura y perspectivas económicas, estableciendo las características más sobresalientes de cada región y evaluando el  conjunto los criterios técnicos necesarios. El prototipo fue presentado con éxito en febrero del presente año a la Cadena Nacional del Fique y se espera desarrollar un evento virtual que involucre directamente a los productores.

“Fiqueña ya está lista para avanzar en el proceso de transferencia tecnológica, que consistiría en llevarla a región y ponerla a funcionar en campo. Para ello, como parte de la última fase, desarrollaron un manual de funcionamiento de la máquina en la que se explica cómo operan cada uno de sus componentes, en un lenguaje que sea sencillo para el fiquero o la persona que opere la máquina, quien deberá contar con una capacitación para su manejo.” Comentó Juan Manuel España, profesor del Área Académica de Diseño de Producto de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y líder del proceso de desarrollo de Fiqueña.