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Cifras del Censo agropecuario han sido ignoradas por el gobierno para mal del campesino
Cifras del Censo agropecuario han sido ignoradas por el gobierno para mal del campesino

 

El Día del campesino que celebra Colombia siempre, por disposición gubernamental, el segundo domingo del mes de junio de cada año, servirá para volver a insistir en que este país es el más desigual de América Latina. Las cifras en tenencia y distribución de la tierra así lo ratifican, según se desprende de las estadísticas existentes en cabeza del propio ministerio de Agricultura y de otros organismos adscritos a esa cartera.

Las tareas a desarrollar para mejorar la situación del campesinado atraviesan por la urgencia en mirar sus cifras, pero no es tarea fácil. Los datos arrojados en el Censo Agropecuario a través del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane). La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) propuso ese ejercicio, pero sus recomendaciones han sido ignoradas.

Las tierras siempre han sido un problema en Colombia. Uno de los documentos que sirvieron de base para avanzar en las negociaciones de paz, reconocieron que el 1 % de las fincas más grandes ocupan el 81 % de Colombia. Pero, además, el 80 % de la tierra con uso agropecuario está dedicado a la ganadería y solo el 20 % a la agricultura.

De hecho, la desigualdad en su uso y pertenencia ha sido reconocida como uno de los detonantes en la creación de las guerrillas. En el proceso de negociación se llegó a la conclusión de que, a pesar de que es su principal soporte, el problema agrario no solo se limitaba a dar acceso a la tierra, sino que requería inversión en infraestructura, comercio, educación, participación, ciencia y tecnología, según señaló en su momento el exnegociador Humberto de la Calle Lombana.

Durante décadas ha sido imposible lograr una reforma rural exitosa que responda a las necesidades de los campesinos y permita cerrar las brechas de la desigualdad. El Acuerdo de Paz obligaba a que esta reforma no se aplazara más, pero sus exigencias son tan concretas y completas que se han convertido en un dolor de cabeza gigante para el Gobierno, pues varias de sus propuestas se han hundido en el Congreso y su diagnóstico en este 2020 es de cuidado intensivo.

Entre los puntos más difíciles se encuentran: 1. El desarrollo integral del campo: se indica que este se alcanza con un equilibrio entre agricultura familiar, agroindustria, turismo y agricultura comercial de escala. 2. Propiedad privada: Dar tierra a los campesinos se enfrenta al gran desafío de no pasar por encima de la propiedad privada. 3. Competitividad: la urgencia de patrocinar alianzas entre pequeños, medianos y grandes productores, así como con procesadores, comerciantes y exportadores. (Redacción: Alejandra Trujillo. Junio 7 de 2020)

 


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