La crisis que atraviesa el sector productor de algodón en Colombia, agravada desde hace varios años por los precios internacionales y por los costos de producción internos, entró un una nueva fase de agonía por la incertidumbre en la que se encuentran los agricultores si el gobierno no define su apoyo con un precio mínimo de garantía que los salve de la quiebra.

Es tan grave el diagnóstico que tiene sobre el particular la Confederación Colombiana del Algodón, Conalgodón, que desde hace varios meses le dieron trámite a una propuesta que les permita mantenerse con la ilusión de vida para un cultivo que hoy en día apenas supera las 30 mil hectáreas cuando en la década de los 80 supero las 350 mil hectáreas.

César Pardo Villalba, presidente de Conalgodón y un grupo de agricultores de la Costa Caribe y del Tolima, señalan que el problema se resuelve si el Gobierno mantiene un apoyo anual de 40 mil millones de pesos durante cinco años, pero su angustia se acelera cuando miran el cuadro del presupuesto nacional que presentó al Gobierno al Congreso de la República.

Los cultivadores aspiran a que ese presupuesto no sea solo para el apoyo del precio, sino que parte de esos recursos se destinen de manera efectiva, real e inmediata a inversiones en infraestructura como riego, maquinaria, investigación  y asistencia técnica para no depender del Gobierno pero lo ven difícil cuando comprueban que el presupuesto nacional para el campo baja de 3.4 billones de pesos a 1.4 billones de pesos.

“Eso no tiene sentido si queremos que el agro juegue un papel definitivo después de la firma de los acuerdos de paz en la Habana o aún sin ellos”, dijo Pardo Villalba, en abierta concordancia con los dirigentes de otros gremios del sector agropecuario que también han hecho saber al gobierno de su preocupación por la falta de recursos para 2016.

En esas Condiciones, según Conalgodón, “Colombia se quedaría sin producción de algodón”, al señalar que esto puede suceder debido a que en diciembre próximo termina la vigencia del Conpes algodonero, que no es otra cosa que una política compensatoria que fija un Precio Mínimo de Garantía para la producción.

“Este apoyo termina en diciembre de este año y si no hay claridad desde ahora  sobre qué va a pasar quedamos como un buque a la deriva y el sector entraría en una crisis que pondría al cultivo a cavar su muerte”, según Pardo Villalba al señalar que la incertidumbre aumenta porque no se siente reacción sobre el tema en el Congreso ded la República donde se tramita la aprobación del presupuesto.

Estamos a las puertas de una gran tragedia nacional dijo el agricultor Jairo Palma, al afirmar a www.amigosdelcampo.com que los algodoneros le piden a los representantes del Gobierno que tengan compromiso y actitud con el campo y no se retire el apoyo a los algodoneros porque las cosas no van bien.

Otro tanto dijeron Fernando Ramos y Miguel Martínez  al señalar que “Lo que buscan los agricultores es que el Gobierno Nacional continúe con el apoyo, pero que este no sea otorgado solo por los costos de producción, sino que haya una clara observancia a los precios internacionales como lo es el precio.

El principal problema, según Ramos y Martínez, es que el 31 de  diciembre 31 próximo finaliza el apoyo al precio que venía otorgando el gobierno desde el 2005 (hace 10 años), y si este apoyo desaparece se expide una especie de carta de defunción para el cultivo. Importar hoy una tonelada de fibra de algodón de los Estados Unidos cuesta cerca de $3.800.000  y el costo de producción es cercano a los $4.700.000 de pesos.

Para completar, los términos de producción, medidos por productividad y costos, varían según la región y según el tamaño de la explotación. No es lo mismo  sembrar y cosechar en el Tolima que en diversos departamentos de la Costa Caribe por los grados de empresarización y manejo de prácticas agrícolas, un área donde los agricultores pierden el examen por sus deficiencias y altibajos.

Hay agricultores como Rafael Aguirre y Óscar Pérez  que reconocen que los cultivadores no se encuentran preparados para asumir por sí solos los costos de producción, lo que llevaría a la desaparición del cultivo si el gobierno no genera una política pública que se desarrolle a través de sus entidades y del gremio Conalgodón que los representa.

Conalgodón llegó a manejar la cuota del Fondo Nacional Algodonero con recursos que superaron los 10 mil millones de pesos y ahora con el marchitamiento de la actividad apenas supera los 700 millones de pesos al año, una cifra que hace reír y llorar al mismo tiempo.

El arroz, por ejemplo, tiene un apoyo en frontera del 80% (aranceles que encarecen el producto importado y que permiten que el arroz local se venda a un precio más elevado, diferencia que asume el consumidor), mientras el azúcar tiene también un apoyo a través de las franjas de precio que encarecen en frontera a través de aranceles, permitiendo vender el azúcar a precio relativamente alto en el mercado nacional, y cuyo costo los pagan los consumidores.

El gremio entregó por estas razones una propuesta de “Nueva política algodonera” al Ministro Aurelio Iragorri Valencia desde octubre de 2014, que contempla un plan de competitividad para garantizar la sostenibilidad de la actividad, eliminar gradualmente la dependencia de los apoyos gubernamentales y recuperar el terreno perdido de los últimos 30 años, según estableció www.amigosdelcampo.com

La propuesta, según el presidente de Conalgodón, contiene un plan de inversiones que consiste en hacer real la dotación de equipos y maquinaria, asistencia técnica, análisis de suelos, riego y adecuación de tierras, actualización de ingenieros agrónomos y convenios con universidades entre otros.

La segunda parte de la iniciativa busca el desmonte gradual del precio Mínimo de Garantía en 5 o 10 años, obligando ganancias en competitividad cercanos al mercado internacional.

Para que dé resultados el primer objetivo es desligar el precio mínimo de garantía de los costos de producción, superando desde luego temas como los altos arrendamientos de la tierra y altos costos de insumos y escasez de mano de obra en el campo que ha contribuido con un espiral inflacionario que restó competitividad a la fibra nacional y lo dejó por fuera de competencia del mercado internacional.

El algodón hace presencia en 86 municipios en Colombia y en 10 departamentos. Factura en un semestre alrededor de 6.5 millones de pesos por hectárea, de los cuales entre 700 mil y un millón de pesos se destinan al pago de los trabajadores directamente contratados.

Según cifras del propio Ministerio de Agricultura el cultivo de algodón genera más de 60 mil empleos entre directos e indirectos al año. El valor de la nómina algodonera al año asciende entre $20 mil y $30 mil millones de pesos.

Pardo Villalba, presidente de Conalgodón, recordó que el cultivo colombiano  compite en la actualidad con el que se importa de países como Estados Unidos, el cual ingresa al país desde hace unos años con arancel cero desde antes de la firma del TLC con Estados Unidos.